Alejandra Sequeira: un collage poético
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Imagen generada por DALL-E con instrucciones de Ulises Huete. |
La enfermedad florece en el desierto, de Alejandra Sequeira (Nicaragua, 1982), es un libro
compuesto por dos conjuntos de poemas, principalmente. El primero es una
crónica del descubrimiento del desierto. Y el segundo, un expediente clínico de
un padecimiento. En términos generales, cada grupo de textos tiene un motivo en
común: el desierto y la enfermedad, respectivamente. Pero también, cada poema
es independiente temáticamente de la parte a la que pertenece. Además, cada sección
tiene fotos que están relacionadas con los escritos. Esta relación deliberada
entre todos estos elementos (grupos de textos, poemas y fotos) es una
característica relevante de la composición de la obra que expondré brevemente.
Durante los años 2016-2019, Sequeira cursó una Maestría
de Escritura Creativa, en la Universidad de Texas en El Paso, EE.UU. Un año
antes de concluir sus estudios, tenía que comenzar a trabajar en una tesis
creativa para obtener su título. Su llegada a El Paso le permitió conocer el
desierto y en la recta final de su formación empezaron a manifestarse sus
dolencias. Sequeira escogió estas experiencias como temas principales para
desarrollar su trabajo final. Este libro está hecho con el material de esas
circunstancias.
La primera parte del libro se llama Contemplar el
desierto. Esta sección es una crónica poética del descubrimiento del
desierto como espacio natural y simbólico. Estas dos dimensiones se mezclan
entre los poemas. Sequeira parte de una presentación anecdótica para ubicarnos
en su recorrido:
Cuando
aparece el desierto por la ventanilla escueta, asombro primero, después
decepción. No es como lo imaginaba. ¿Dónde estaba yo en la clase de Ciencias
Naturales y Geografía cuando explicaron que los desiertos no son solo dunas de
arena?
Enseguida,
comienza un proceso de observación e introspección, a medida que la poeta
experimenta el desierto: la arena, las dunas, los cactus, el aire, el espacio,
etc. El conjunto es como un collar: cada poema es como una cuenta y el motivo
del desierto como un hilo que las une. La mirada poética de Sequeira observa el
desierto y lee sus formas. Su mirada está fuera, su objeto de percepción es ese
paisaje extraño, inédito. Sus versos son una traducción de esos signos que
aparecen frente a ella:
El desierto empieza a desplegar su
bálsamo
de arena
sobre el pliegue indómito pero
no logra que vuelva
al sendero.
Cada
día es distinto. Lo que no cambia es la lucha entre las formas.
Pero
después hay una irrupción interna en esa primera visión serena del desierto. La
poeta ya no está absorta frente al desierto. Sino que desde su interior la
ataca la nostalgia de su familia y de su hogar. Entonces, el tono de los poemas
deja de ser contemplativo y se manifiesta el pathos existencial de
Sequeira, uno de los rasgos característicos de su poesía. Es como si su
tendencia a la angustia jalara su mirada hacia dentro, sacándola del asombro
ante esa naturaleza ajena y volviéndola a poner en su naturaleza interior
sombría. Dentro de un mismo poema ocurre esta inflexión:
Ahí
hay algo que se desvanece en el instante
sin
contornos
el
rostro
sin
lindes
las
manos de mi amado
la
vastedad
es la
voz de mi madre que me llama
mi
hermano que atraviesa la espesura
en
busca del camino
que
nos lleve a casa.
Pero hay otro cambio significativo en esta crónica
poética: aparecen las memorias de otras personas. No surgen en el sentido de
que son vistas por Sequeira, sino que brotan como ausencias. Es decir, estas
personas que evoca la poeta ya no están, desaparecieron en el desierto. Y su
ausencia vuelve hostil ese espacio, que antes fue percibido como extraño. Lo
relevante de esta parte es que dentro de la poética de Sequeira, centrada en un
yo que sufre, ahora aparecen otros que también sufren. El objeto del pathos
existencial cambia del yo a los otros. En el siguiente ejemplo, la poeta asume
la voz de uno de esos otros:
Soy
estos pasos
que
conjugan la duda en el desierto.
El
coyote tenía todo arreglado y comprado. El autobús en donde me subieron era de
una línea de transportes de pasajeros muy conocida, por lo que no tuvimos
ningún problema para pasar de Guatemala a México.
¿Dónde
me llevará la última de mis opciones?
Si la
piedra y la espina son
¿qué
me quedará sino el polvo?
Voy
hacia la certeza. Voy hacia la incertidumbre.
La segunda parte del libro, Cuerpo tomado, es un
expediente poético clínico, porque es un registro de dolencias físicas y
mentales. Aquí se expone cronológicamente la aparición de una enfermedad,
mediante unas notas y poemas. En esta parte ocurre otro cambio: el espacio de
indagación no es un objeto ajeno, el desierto, sino propio, su cuerpo. A pesar
del tema, el tono de los poemas es sereno, e incluso irónico algunas veces.
Esto último es otro rasgo distinto dentro del estilo general de la poética de
Sequeira. Veamos como ejemplo el poema ADN:
La
genética y su humor perverso
o la
genética y su mala ortografía
hizo
que las palabras
denominadas
genes
entregaran
el mensaje equivocado.
Las
reglas inalterables
del
código genético y la herencia
se
escribieron en un lenguaje
distorsionado
y maligno.
La
composición general del libro es un collage. Esto lo podemos apreciar en la yuxtaposición
de notas, poemas y fotografías que lo conforman. Esta secuencia de formatos
distintos pero relacionados entre sí le dan un tono de documental al libro, ya
que nos van mostrando la incursión en el desierto y el descubrimiento de una
enfermedad.
Además
de los dos temas que entrelazan los distintos formatos, hay otro modo en que se
relacionan los textos con las fotos: la écfrasis. En sentido amplio, la
écfrasis es una descripción detallada de un objeto que puede ser artístico o no.
Pero en este caso, Sequeira utiliza este término para designar la relación
entre fotografías y textos con que complementa su visión poética. La poeta
afirma que:
La
écfrasis me brinda la oportunidad de asistirme con imágenes donde la palabra no
me alcanza, y con ello, puedo ofrecerle al lector mi propuesta estética híbrida
de lo que es el desierto y la enfermedad para mí, dos elementos que tratan de
ser representados desde lo visual y lo verbal.
La
enfermedad florece en el desierto es una obra experimental en
lo formal. Aunque cada una de sus partes son dimensiones distintas, ambas están
articuladas por un mismo procedimiento de composición. Esto crea un sentido de
continuidad a través del libro. Pero también cada poema y cada foto tienen sus
motivos particulares. Y estas singularidades son bifurcaciones dentro del flujo
poético general. En esta obra Sequeira les da cierta continuidad a sus temas
existenciales, abre su mirada hacia los otros y amplifica su estilo poético.
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